Atención amigo conductor

  Se dice, se comenta que, antes de las invasiones napoleónicas, todo el mundo circulaba por la izquierda por una lógica inherente a los coches de caballos: dado que la inmensa mayoría de los cocheros eran diestros, el chasquido de sus látigos al circular por la izquierda en una calle de doble sentido solamente amenazaba al cochero que venía de frente -que por otra parte pertenecía al mismo gremio- salvaguardando de esta forma al peatón que circulaba por la acera.

  Sigue diciendo esta historia apócrifa que Napoleón impuso la circulación por la derecha para, de esta forma, provocar el efecto inverso y favorecer así que el latigazo del cochero acertara de cuando en cuando el lomo de algún peatón y le recordara en su vida cotidiana a los ciudadanos de los territorios conquistados la lacerante presencia del imperio francés.

  De ser cierta esta historia, no se escapa la fina ironía de que, tras la derrota de Napoleón en Waterloo y la consiguiente retirada paulatina de la infantería gala de los países conquistados de la Europa continental, se mantuviera la circulación por la derecha para, esta vez, seguir recordándole al ciudadano la omnipresencia del Estado. La invención del automóvil habría venido posteriormente a aliviar las espaldas de los peatones en las aceras y el hecho de que los países de la Commonwealth sigan circulando por la izquierda es signo inequívoco de la histórica inexpugnabilidad de las islas británicas.

  En Mahón, por mor de no se sabe muy bien qué avatares de la evolución arquitectónica, se produce un efecto similar cuando se circula en automóvil delante del ayuntamiento: la calle se estrecha de tal forma entre la iglesia de Santa María y las sobresalientes escalinatas del consistorio (sobresalientes porque sobresalen literalmente) que obligan siempre a circular con prudencia y ejercer un ligero volantazo para evitar dejarse las llantas en los escalones. Este efecto podría haber ocurrido en cualquier otro edificio, pero el hecho de que ocurra precisamente frente al ayuntamiento le recuerda al subconsciente del conductor la benevolente y vigilante presencia de la institución.

  Creo que, en la actualidad, todas las argucias de la autoridad competente para diseñar la señalización viaria y los puntos de control del tráfico difícilmente van a superar en sutileza a estas pequeñas perlas de la evolución histórica de los núcleos urbanos de nuestro viejo continente y, en mi caso particular, seguiré saludando a mi paso al consistorio de Mahón con mi volante y una sonrisa de la misma forma que en la América latina se siguen persignando de forma automática los católicos cuando pasan frente a un templo de oración.

2 comentarios en “Atención amigo conductor

  1. Interesante… Que perspicacia la tuya, querido. Yo hubiese pasado por el callejón sin más pensamiento que el de no rayar el coche… Jajajajaaaa! Muy bueno!!

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