Cucanya mágica

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  ¿Cuánta magia cabe en un árbol? Según el ínclito Borges el universo entero cabe en la mancha del jaguar. Al internarse por el camí de Sa Cucanya, desde Alaior, un poderoso encantamiento se hace presente alrededor del paseante. Es un camino asfaltado muy estrecho que transita entre viejas tancas y que forma un frondoso túnel de vegetación por el que todo tipo de pájaros se divierten saludando en vuelo rasante y susurrando pérfidas conversaciones en su abigarrado idioma colectivo, induciendo una especie de ensoñación que aligera el paso y desorienta los sentidos. Cuesta entonces no pensar en hadas y duendes mientras nos vamos adentrando por el cada vez más frondoso sendero que toma el nombre de la mítica tierra de Jauja, idílico paraje en el que se atan los perros con longaniza desde la noche de los tiempos.

  Ahí mismo, a mitad de recorrido, vive una encina solitaria en medio de un prado que a su vez está rodeado de pinos, como guardianes. La encina es el árbol druídico por excelencia y cuando la contemplo vuelve a mi memoria el testimonio de un viejo profesor de la universidad de Northumbria que conocí una mañana desayunando en el puerto de Addaia:

  “La leyenda artúrica es fruto de la fusión entre las tradiciones de los pueblos del norte y los de la cuenca mediterránea. Como isleños que somos, no nos deja indiferentes el viaje de Odiseo y tenemos razones para pensar que hizo mella en nuestras tierras. Tampoco nos deja indiferentes la similitud entre la búsqueda del Vellocino de Oro y la búsqueda del Grial, ni que, tal como Zeus se manifiesta en el rumor de las hojas de la encina de Dodona, Merlín es prisionero voluntario del mismo árbol y Arturo descansa esperando su regreso en la oculta isla de Avalon. Teorizamos sobre la posibilidad de que no sean todos más que el mismo personaje y que el objeto mágico que representa el Grial sea, en realidad, un árbol-tótem cuyo paradero solo es conocido por unos pocos hombres que se van transmitiendo el secreto. Llevo mucho tiempo intentando encontrar las conexiones en esa maraña de historias y todo me hace pensar que ese árbol anda cerca, muy cerca. Tal vez ese poderoso ser, cuya savia es la misma sangre de Merlín, solo se pueda reconocer por su enconada resistencia a la tala y, sólo tal vez, está ahí, a la vista de todo el mundo, como un ignorado secreto a voces en el marco de un embrujo colectivo y hereditario. Nosotros hablamos con las encinas con la esperanza de que un día nos contesten y que, a través de sus historias, aprendamos algo más de las nuestras.”

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