Notas de color

e{y}e

e{y}e

  “De músico, poeta y loco todos tenemos un poco.” sentencia Nando Prada en su programa de radio, y no le falta razón. El Groove Chat es un programa dedicado a impulsar nuevos valores en la escena musical menorquina y la escena musical menorquina rebosa valores por sus cuatro costados. ¿Es acaso que vuelve la música en vivo? ¿Será tal vez Menorca un lugar apto para inspiraciones nuevas? ¡Vaya que si lo es! No iba a ser igual una puesta de sol en la playa sin el arrullo de un instrumento. No iba a ser igual una salida nocturna sin la bendición de una banda que alardee de virtuosismo en las cuerdas, o en los vientos o en la percusión.

  Resulta que cada vez más gente siente en la columna ese inconfundible vibrato que sólo consigue un buen directo. Resulta que no es una discusión entre lo analógico y lo digital -como viene queriéndose imponer desde no se sabe qué oscuros olimpos. Aquí el asunto es “orgánico”, y me explico: si metes en un lugar emblemático de altos techos, vigas de madera, paredes de piedra y suelo de roca a un contrabajista con los dedos inoxidables, a un guitarrista de uñas Fender, a un percusionista con el corazón beat, a una voz femenina de pura organza y, en un elevado y natural susurro, se va produciendo la alquimia entre músicos, público y brebajes, empieza a producirse el milagro. Las miradas cantan en silencio, los hielos destellan al compás y todo empieza a formar un bloque homogéneo. Entonces un didgeridoo se apodera de la sala y crea con su imponente bramido un corazón colectivo que disuelve la roca, detiene el tiempo por completo y provoca aullidos en el respetable.

  ¿Música en Menorca? ¡Qué va! Es un mito. No os acerquéis. No vengáis a verlo. No penséis que nuestros pájaros llevan todo el invierno ensayando y produciendo nuevos cantos en sus incubadoras de sueños líquidos. Ellos no saben parar…

Deja un comentario